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Confianza empresarial en La Araucanía se deteriora en 2023
Una nueva alza experimentó el Índice de Confianza Empresarial (ICE) en La Araucanía -elaborado
por la Universidad Autónoma-, llegando el nivel de pesimismo a -31,6% el año pasado, cifra mayor
a la registrada en 2022, cuando alcanzó a -25,2%.
El estudio es una radiografía de la economía regional que destaca la interacción de múltiples
factores que impactan en la confianza de los empresarios y, en consecuencia, en las dinámicas de
inversión y desarrollo.
“En 2023 el ICE se mantuvo en niveles pesimistas de confianza, lo cual ha estado influenciado
principalmente por la variabilidad en los precios de los insumos, los cambios en la demanda tanto
nacional como internacional y las proyecciones económicas futuras”, explicó la vicedecana de la
Facultad de Administración y Negocios de la U. Autónoma, Adriana Riquelme.
Los sectores más afectados coinciden con aquellos que dependen intensamente de los mercados
globales, como la agricultura y el turismo, así como los que se ven impactados por la volatilidad de
los costos operativos, como el transporte y la construcción.
“Hay que considerar que las percepciones empresariales actuales pueden llegar a repercutir de
manera significativa en las decisiones de invertir en la región. Una confianza empresarial debilitada
puede llevar a una disminución en la inversión, lo que, a su vez, tiene el potencial de ralentizar el
crecimiento económico y la generación de empleo”, afirmó la académica.
Mirada por sectores
Al analizar la realidad de cada uno de los sectores de la economía, el ICE mostró que el año
pasado la actividad agroforestal, mantuvo un marcado pesimismo en el índice de confianza, el
cual se ha visto profundamente afectado por la presión inflacionaria y el aumento en los precios,
tanto a nivel nacional como internacional, que ha tenido un impacto directo en la rentabilidad, lo
que se ve agravado por una reducción en la demanda.
“La combinación de estos factores ha llevado a una situación donde las empresas del sector
enfrentan desafíos significativos en términos de mantener su competitividad y eficiencia operativa.
No obstante, existe un potencial de recuperación a largo plazo, gracias a las expectativas de una
mejora en las condiciones del mercado y una posible eficiencia operativa mejorada, lo que podría
llevar a una reestructuración en las estrategias de negocio y a una adaptación a las nuevas
realidades del mercado”, detalla el documento.
En la construcción, la percepción se mantuvo influenciada por una mezcla de
factores. La expectativa de una compresión de márgenes y una disminución en la valoración de los
proyectos son indicativos de la percepción de un mercado en contracción como lo fue el 2023. Las
restricciones operativas y financieras, posiblemente exacerbadas por la incertidumbre económica,
marcaron ciertas limitaciones en las oportunidades de crecimiento de este sector. Sin embargo, hay
señales de optimismo que podrían traducirse en una revitalización del sector para este año, como
los avances en tecnología de construcción, la adopción de prácticas sostenibles y la posible
estabilización de la economía, lo que podría estimular la demanda en el mediano y largo plazo.
El sector industrial, que durante el 2023 aumentó sus niveles clasificando como enfrentó retos notables, principalmente debido a la disminución en la demanda y en los precios en
los mercados nacionales e internacionales. Sin embargo, hay esperanza en las expectativas de
una mejora en las condiciones económicas generales y un aumento en las ventas futuras.
Por su parte, el comercio, en un nivel mayor al 2022, reflejó los desafíos de una
demanda decreciente y una tendencia negativa en los precios. Esto ha resultado en un ajuste de
inventarios y estrategias de precios, presionando los márgenes de ganancia.
La actividad financiera mostró un nivel de optimismo más cauteloso, con una tendencia hacia un
nivel neutral de expectativas en respuesta a políticas monetarias favorables y una mejor gestión de
riesgos; en este contexto existe optimismo en el crecimiento del número de clientes y una
perspectiva más favorable de la situación financiera futura.
Finalmente, el sector del transporte alcanzó, en el 2023, el nivel de mayor pesimismo de todos los
sectores evaluados, esto es extraordinariamente pesimista. Esta valoración se explica por las
presiones sobre los precios y la demanda que mostraron un entorno difícil. Además, las
expectativas de un incremento, tanto en los costos futuros como en la inversión, sugieren que el
sector está buscando caminos hacia la adaptación y la mejora a largo plazo.
“A pesar del pesimismo que muestra el ICE en la Araucanía hay aspectos positivos que indican
una capacidad de resiliencia en mayor o menor medida en los sectores analizados. El incremento
en las expectativas en variables como, el número de clientes futuros y la situación económica del
país, muestran que hay oportunidades de crecimiento, impulsadas por la innovación y la eficiencia.
Estos elementos apuntan a una posible recuperación económica anticipada y una mejora en las
condiciones sectoriales a mediano y largo plazo, aunque podrían ser no suficientes para generar
un cambio en el corto plazo en los niveles de pesimismo que muestra el ICE”, concluye Adriana
Riquelme.